Tenemos tan interiorizado la música en nuestra rutina diaria que apenas somos conscientes del enorme impacto que tiene en nuestras vidas. Sin embargo, es difícil entender nuestro mundo sin música; pensemos en lo que sería el cine, la publicidad, las tradiciones (etnografía) y el folclore, eventos públicos, la naturaleza misma (el canto de los pájaros), etc, si los vaciamos de música; todos ellos perderían sentido.
Para entender por qué la música es tan importante en nuestras vidas tendríamos que remontarnos a miles de años atrás, a nuestros orígenes como seres humanos. La música es tan ancestral en la evolución del hombre que necesariamente ha tenido que dejar un fuerte impacto en nuestro ADN.
Sabemos además que la música tiene un fuerte potencial terapeútico, que se conoce desde hace cientos de años. El compositor de música concibe el ritmo, las cadencias, las tonalidades, etc, de sus creaciones dependiendo de las sensaciones que quiere despertar en su público. La música puede ‘diseñarse’ de manera específica para provocar estímulos concretos. Este es el motivo por el que actualmente se han implementado programas de música en los centros sanitarios, en los tratamientos de procesos neurodegenerativos, daño cerebral, y un sin fin de escenarios terapeúticos.
Es incuestionable que la música funciona como modelo de terapia, pero no sabemos aún por qué. Sensogenómica es un proyecto diseñado para entender que es lo que sucede en nuestro cuerpo cuando recibe un estímulo músical.
Existen precedentes, sobre todo en la literatura neurocientífica, que nos llevan a pensar que la música clásica tiene un impacto especial en las personas, y de manera concreta en algunas enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Igualmente, pensamos que otros géneros musicales deberían tener su impacto en la manera en la que se expresan los genes.
Los genes del ADN de las personas se expresan de manera diferente en los distintos tejidos del cuerpo humano. La saliva y la sangre son dos tejidos ampliamente utilizados en investigación biomédica porque representan en gran medida lo que está sucediendo en el cuerpo humano. En el caso de la sensogenómica, pensamos que cualquier estímulo externo debería tener un reflejo en el torrente sanguíneo y que deberíamos ser capaces de capturar cuando analizamos la expresión de los genes. En el caso de la saliva, hemos visto que a muchos efectos (por ejemplo, a nivel de la respuesta a enfermedades infecciosas, enfermedades inmunológicas, etc), se comporta como un tejido subrogado (como una especie de ‘eco’) de lo que está pasando en el resto del cuerpo. Tiene la ventaja sobre cualquier otro tejido que es una muestra muy fácil de recoger y no invasiva.
Se han hecho algunos estudios aislados relacionados con la genómica y la música. Por ejemplo, hay estudios que se han interesado por la predisposición genética de las personas a tener oído absoluto. Lo que hace prácticamente único al proyecto sensogenómica es su interés primario por entender como los genes se expresan ante el estímulo musical. En este artículo [hacer link a: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8472585/] publicado en la revista Genes es donde nosotros acuñamos el término sensogenómica a este campo de experimentación, y en el demostramos que detrás de este concepto existe un fundamento científico muy sólido detrás de este concepto. En este mismo artículo revisamos con detalle los antecedentes científicos a la sensogenómica.
Los análisis los hacemos de manera íntegra en nuestros laboratorios del Instituto de Investigación Sanitaria (IDIS), localizados en el Hospital Clínico Universitario. Llevamos más de 15 años haciendo este tipo de análisis, básicamente desde el comienzo de esta disciplina conocida como la genómica. Además, tenemos las plataformas técnicas necesarias (secuenciadores de ADN, transcriptómica, etc) y, lo más importante, un equipo multidisciplinar altamente especializado conformado por biólogos moleculares y celulares, genetistas, bioinformáticos, matemáticos, etc. que posibilita este tipo de análisis. También tenemos nuestro propio servidor informático local para hacer todos los análisis y cálculos necesarios; análisis que no podrían llevarse a cabo en equipos informáticos convencionales. Además de los recursos propios, siempre hemos echado mano de los equipos del Centro de Supercomputación de Galicia (CESGA) para análisis que son especialmente complejos.
La muestra de saliva se recoge con un hisopo haciendo un frotis por la cara interna de la boca. Ese hisopo se deposita luego en un tubo que tiene un líquido que es capaz de conservar el material genético que queremos analizar.
La muestra de sangre capilar es también muy fácil de recoger. Se practica un pequeño pinchazo en un dedo con una lanceta, al estilo de cómo se hacen, por poner un ejemplo, las pruebas en los centros sanitarios para analizar metabolitos en los niños. Una vez realizado el pinchazo, se recogen unas gotas de sangre en un tubo y de ahí se transfiere a un líquido conservante.
Lleva menos de dos minutos recoger cada una de las muestras de saliva y de sangre capilar.
El procedimiento de recogida de saliva es no invasivo (saliva). El procedimiento de recogida de sangre capilar es mínimamente invasivo, por lo que será practicado únicamente por personal sanitario.
Si, una vez se recogen las muestras, las muestras biológicas son pseudonimizadas.
Este es un procedimiento de gestión de datos donde el campo de información personal se reemplaza por un código único, que es el que se utilizará en todos los análisis. De esta manera los datos recogidos de cada donante no pueden atribuirse a un sujeto concreto sin el uso de información adicional. Es importante destacar que en los estudios que se llevarán a cabo en Sensogenómica NO interesan los datos individuales (de cada donante en concreto), sino los datos del colectivo, es decir, de la población. Por este motivo, en los estudios usamos solo los códigos pseudonimizados y los datos asociados a estos códigos.